lunes, 30 de diciembre de 2019

(48C) La Guerra Medieval: Parte III de III

Armas de la Guerra Medieval

Los asedios

Un enfrentamiento militar típico de asedio en el medievo se daba cuando un ejército sitiaba el castillo del oponente. Si éste estaba bien defendido, las opciones se limitaban a establecer un asedio con la finalidad de rendir la fortaleza por hambre, o a utilizar máquinas de asedio para destruir las defensas fortificadas. A veces los propios sitiadores se veían forzados a defenderse de ataques que venían en ayuda de la ciudad.

Los diseños medievales incluyen la catapulta (la cual a su vez incluye el onagro), la balista (o ballesta) y el trabuquete. Estas máquinas utilizaban energía mecánica para lanzar grandes proyectiles para destruir las murallas. En Europa, la catapulta la inventó Dionisio I de Siracusa en el año 399 a. C.[cita requerida] También se usaron el ariete y la torre de asedio. Otra forma de combatir era con largas escaleras apoyadas sobre la pared, pero no sobre fortificaciones de altas dimensiones, y además éste método no daba defensas al escalador. De hecho, en la propia torre de asedio, torre de madera con ruedas que permitía a los atacantes escalar las murallas y a la vez protegerse de las flechas enemigas, había una serie de escaleras puestas como para subir una torre cualquiera, y en el último piso una puerta de madera, de forma que al juntarse un gran número de soldados abrían la puerta, que se apoyaba sobre el muro, y los soldados salían a masacrar a los enemigos. Normalmente, era después de esto cuando se utilizaban más escaleras para que un mayor número de soldados se internaran en la fortaleza y se abrieran paso para abrir las puertas, para entrar con el mayor número de refuerzos, como la caballería.
Otra arma muy importante era el trabuquete, que tenía mayor radio de alcance que la catapulta, y se solía utilizar sobre todo en Asia para mandar animales (incluidas las personas) muertos por enfermedad, para hacer más posible que los sitiados se rindieran, y esto provocaba epidemias. De hecho, se dice que cuando un ejército mongol sitió la ciudad genovesa de Kaffa en la región de Crimea, mandaron cuerpos infectados por una enfermedad, y debido a que los itálicos basaban su poder en el comercio, la enfermedad se extendió por toda Europa con gran facilidad. Esa enfermedad fue la Peste Negra de 1347.

Había otras tácticas, como prender fuego alrededor de las murallas para intentar descomponer el cemento que sujetaba a las piedras unas con otras, o en ocasiones incluso se minaban los cimientos con túneles excavados bajo las murallas.
Para defender Constantinopla, Los bizantinos, como tenían el mayor puerto de Europa, tuvieron que defenderse por mar, creando la flota más poderosa de la época, y con ayuda de un invento solo conocido por ellos llamado "fuego griego".

La Guerra Naval

Las batallas navales son menos conocidas por ser menos frecuentes, ya que normalmente se intentaba detener al enemigo tras dejar su embarcación (lo que demuestra un gran retraso en este aspecto, pues ya los egipcios descubrieron la eficacia de detener a los enemigos por el mar). Sin embargo, también se dieron varias batallas navales, y fueron tan sangrientas o más que las terrestres.
Al principio de la Edad Media, los árabes tenían un gran poder naval, asolaron Sicilia en el 652 y derrotaron a la armada bizantina en el 655.

El Imperio bizantino fue famoso por su superioridad naval. Su flota, tras la caída del Imperio romano de Occidente, controló el Mar Mediterráneo, especialmente durante la Edad de Oro de Justiniano I, además de disponer de una flota que patrullaba el Danubio. Hay que entender que tener una importante flota era crucial para defender Constantinopla, la capital, pues tenía el puerto más importante de Europa, posiblemente del mundo, en su época de esplendor. Sin embargo, sufrió una temprana derrota contra tropas árabes en el 655. La capital la salvaron gracias a un invento secreto que solo ellos conocían, el fuego griego, una mezcla de diferentes compuestos químicos que al entrar en contacto con el agua, ardía y prendía así los barcos enemigos. El navío modelo de la flota bizantina era el dromon, evolución de los trirremes clásicos. Es un barco de remo, similar a la galera, de un solo mástil. El velamen era latino (de vela cuadrada) como herencia de las técnicas de navegación precedentes.
Con el renacimiento macedónico que tuvo lugar en el siglo XI, la flota volvió a recuperar su papel predominante en el Mediterráneo Oriental, aunque no alcanzó su anterior poder. En los últimos estertores del imperio, ya reducido a un puñado de ciudades portuarias, los restos de su poder naval fueron clave para conservar dichas posiciones hasta el último sitio de Constantinopla.

Cuando el poder árabe en el Mediterráneo empezó a declinar, las ciudades comerciales italianas de Génova, Pisa y Venecia fundaron redes comerciales y construyeron armadas para protegerlas y ser la nueva potencia naval. Al principio las armadas lucharon contra los árabes (en Bari en 1004, en Mesina en 1005), pero después se encontraron peleando contra los normandos que habían llegado hasta Sicilia, y finalmente el uno contra el otro. Los genoveses y los venecianos tuvieron cuatro guerras navales, en 1253–1284, 1293–1299, 1350–1355 y en 1371–1378. La última guerra finalizó con una victoria decisiva para Venecia, lo que le permitió disfrutar durante casi un siglo de la dominación comercial del Mediterráneo antes de que otros países europeos comenzasen a explorar hacia el sur y el oeste.En el norte de Italia, especialmente en las guerras entre el ducado de Milán y Venecia, grandes flotas operaban en los ríos, dando lugar a diversas batallas navales​.
Los vikingos, que asolaron Europa con sus drakkar, embarcaciones largas, estrechas, livianas y con poco calado y con remos en casi toda la longitud del casco (con una vela en versiones más modernas), no es que sus barcos fueran poderosos, pero eran muy maniobrables, y por ello podían internarse y atacar poblaciones remontando ríos como el Sena, el Támesis o el Tajo. Los nórdicos también lucharon en muchas batallas navales entre ellos mismos. Esto se hacía normalmente atando los barcos de ambos bandos uno contra el otro, luchando así esencialmente una batalla terrestre sobre el mar. Sin embargo, el hecho de que el lado perdedor no podía escapar fácilmente, significaba que las batallas tendían a ser muy duras y sangrientas. La Batalla de Svolder es quizás de las más famosas. El rey inglés Alfredo el Grande construyó una flota con la que les derrotó.

En el norte de Europa, por otro lado, por la Guerra de los Cien años, el casi continuo conflicto entre Inglaterra y Francia raramente conlleva una actividad naval más sofisticada que el transporte de los caballeros a través del canal de la Mancha, y quizás el tratar de atacar esos transportes. La Batalla de Dover en el 1217, entre una flota francesa de 80 barcos bajo el mando de Eustaquio el Monje y una flota inglesa de 40 bajo el mando de Hubert de Burgh, es notable por ser la primera batalla registrada usando las tácticas de los barcos de vela, con la victoria del primero en la misma, que sin embargo fue derrotado después.
El uso de la pólvora

La pólvora es un polvo explosivo utilizado en balística, en particular pólvora negra, una mezcla explosiva de un 75% de nitrato potásico, un 15% de carbón y un 10% de azufre aproximadamente. La pólvora fue el primer explosivo conocido; su fórmula aparece ya en el siglo XIII, en los escritos del monje inglés Roger Bacon, aunque parece haber sido descubierta por los chinos, que la utilizaron con anterioridad en la fabricación de fuegos artificiales. Es probable que la pólvora se introdujera en Europa procedente del Oriente Próximo. Berthold Schwarz, un monje alemán de comienzos del siglo XIV, puede haber sido el primero en utilizar la pólvora para impulsar un proyectil. Sean cuales sean los datos precisos y las identidades de sus descubridores y primeros usuarios, lo cierto es que la pólvora se fabricaba en Inglaterra en 1334 y que en 1340 Alemania contaba con instalaciones para su fabricación. Sin embargo, sabemos que, ya en 1326, el municipio de Florencia tenía cañones. Al año siguiente, las armas de fuego también están presentes en el castillo de Gassino, cerca de Turín, mientras que poco después los Visconti de Milán tienen armas de fuego[6]​. El primer intento de utilización de la pólvora para minar los muros de las fortificaciones se llevó a cabo durante el sitio de Pisa en 1403. En la segunda mitad del siglo XVI, la fabricación de pólvora en la mayoría de los países era un monopolio del Estado, que reglamentó su uso a comienzos del siglo XVII. Fue el único explosivo conocido hasta el descubrimiento del denominado oro fulminante, un poderoso explosivo utilizado por primera vez en 1628 durante las contiendas bélicas que se desarrollaron en el continente europeo.


Fuentes: Wikipedia, Afm Elierf
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