viernes, 29 de noviembre de 2019

(13) Juglares

LOS JUGLARES

Un juglar era un artista ambulante en la edad media. A cambio de dinero o comida, ofrecía su espectáculo callejero en las plazas públicas, y en ocasiones era contratado para participar como atracción y entretenimiento en las fiestas y los banquetes de los reyes y nobles.

RAÍZ    

De las tres acepciones que el DRAE consigna de juglar, la principal (recogida también en el diccionario de teatro de Gómez García) insiste en su condición de artista de atracciones: En la Edad Media, hombre que ante el pueblo o los nobles y los reyes recitaba, cantaba o bailaba o hacía juegos, yendo de unos lugares a otros. También señalan los académicos la sinonimia entre juglar y pícaro, además de la antigua relación con trovador o poeta.

Por su parte, el semiólogo francés Patrice Pavis acoge el sentido de equivalencia que se les da a juglar y malabarista en muchos países europeos: «bateleur», en francés; «juggler», en inglés; y «gaukler», en alemán. De ahí que juglar sea, en el medio histórico-medieval, un término genérico en el que se incluyan farsantes, charlatanes, saltimbanquis, feriantes, acróbatas e, incluso, barberos, dentistas y amaestradores de animales.

JUGLARES Y TROVADORES    

De modo muy esquemático, suele asociarse al trovador con el autor (creador), y al juglar con el actor (intérprete). Ambos se sintetizarían en la cultura musical del siglo XX con la imagen del cantautor.

Así pues, detrás del juglar —o en su origen— ha de situarse la personalidad del trovador occitano y catalán, o el «minnesänger» alemán. La conclusión más definidora de la diferencia entre juglar y trovador, parece evidente: el primero necesita un público y pertenece al ámbito teatral del espectáculo, el segundo (el trovador en su concepto de origen) no necesita público y se encuadra en el ámbito literario.
TIPOS DE JUGLARES    

El juglar podía incluir en sus espectáculos desde música y literatura hasta acrobacias, juegos o simple charlatanería. Según la actividad en la que se centraran, podía distinguirse varios tipos de juglares:

TIPOS DE JUGLARES

● Juglares líricos: Recitaban las obras líricas de los trovadores

● Juglares épicos: Interpretaban cantares de gesta y otras composiciones narrativas
Remedadores    Imitaban

● Goliardos: Eran clérigos vagabundos o estudiantes de vida pícara (origen de la tuna)

● Zaharrones: Utilizaban disfraces y gestos grotescos en sus espectáculos

● Trasechadores: Eran prestidigitadores

● Menestriles: Eran juglares-músicos que en lugar de andar errantes quedaban al servicio exclusivo de un señor

● Cazurros: Recitaban de forma disparatada, sin seguir ninguna regla

● Juglaresas y soldaderas: Eran mujeres de vida errante que se dedicaban al baile y al canto
Otra posible clasificación sería la división en juglares de voz, que combinaban música y voz en sus actuaciones, y juglares de instrumentos, que prescindían de la voz. Entre estos últimos, y según el instrumento utilizado, se podían encontrar violeros, cedreros, cítolas, tromperos y tamborreros, entre otros.

JUGLARESCA Y POESÍA ÉPICA    

Al sector más cultivado de la juglaresca se le debe la conservación de un rico tesoro, transmitido en forma de tradición oral, y que puede abarcar, en un sentido muy amplio, desde la poesía épica medieval hasta la poesía cortesana pre-renacentista.[nota 2]​

Como herencia de la Europa medieval, el juglar aparecería como punto fijo (o parte del paisaje) en el «Pont Neuf» de París o en la Plaza de San Marcos veneciana. Muchas veces, su espectáculo (una auténtica actuación física y lúdica) fue gratuito, como reclamo o anuncio callejero para invitaciones de aristócratas o grandes señores, entre los que a menudo se encontraban los eclesiásticos más ricos y poderosos. Así, fueron mencionados en la Estoria de España, a finales del siglo X, 'invitados' a las bodas de las hijas del Cid, y en diversos pasajes de otras grandes Crónicas europeas y muy variadas obras anónimas de la alta y baja Edad Media.

"Luego al otro día casi de madrugada,
levantóse la dama ricamente adornada,
tomó una viola buena y bien templada,
y salió al mercado a tocar por soldada.

Comenzó unos ritmos y unos sones tales que gran dulzor traían y eran naturales;
henchíanse de hombres aprisa los portales, no caben en las plazas, súbense a los poyales.

Cuando con su viola hubo bien agradado,
a gusto de los pueblos bastante hubo cantado, tornóles a decir un romance rimado, de ese mismo suceso porque había pasado."

(Tarsiana, juglaresa en el Libro de Apolonio Anónimo.)
TEMAS    

Dentro de las obras Juglares española se destacan los siguientes temas, de tradición castellana:

Cantar de mio Cid
Leyendas del Conde Fernán González
Cantar de Zamora
Historia de los siete infantes de Lara

RECURSOS UTILIZADOS    

Para captar la atención de su público, los juglares utilizarán, por influencia de las chansons de geste francesas, una serie de recursos basados en el carácter oral de las representaciones de la épica:

▪︎ Fórmulas apelativas dirigidas al público: yo os diré, oíd, sabed, ¿quién os lo podrá contar?...

▪︎ División del poema en partes

▪︎ Introducción de valoraciones subjetivas en el relato en forma de apóstrofes más directos: mala cuenta es, señores, sufrir mengua de pan.

ALFONSO X EL SABIO    

Alfonso X el Sabio en la Séptima Partida trató de infames "a los que son juglares e los remedadores e los facedores de los zaharrones que públicamente andan por el pueblo o cantan o facen juegos por precio, esto es, porque se envilecen ante otros por aquel precio que les dan. Más los que tañeren estrumentos o cantasen por facer solaz a sí mesmos, o por facer placer a sus amigos o dar solaz a los reyes o a los otros señores, non serían por ende enfamados (infames)". Asimismo, por la Ley 3º, título XIV, Partida 4º, se prohibía a las "personas ilustres que tuvieran por barraganas a juglaresas ni sus hijas".
EL EPITAFIO DE VITALIS    

Algunas hipótesis relacionan la actividad juglaresca con la aparición del teatro profano medieval. El juglar, hombre-espectáculo, mimo cómico-dramático, recitador, cantor y músico, acróbata y domador, era, como el bululú descrito por Rojas Villandrando, un bufón con pretensiones artísticas (en palabras de Quevedo: un "bufo farandulero miserable").

No obstante, su dignidad escénica, como actor callejero con recursos, quedó ya escrita en el siglo XI, en el epitafio del juglar Vitalis:

"Imitaba yo el rostro, los gestos y el habla de mis interlocutores, de modo que se creyera que eran muchos los que se expresaban por una sola boca... En esto andaba cuando el fúnebre día se llevó conmigo a todos los personajes que vivían en mi cuerpo"


Fuentes: Wikipedia, Afm Elierf
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