domingo, 1 de diciembre de 2019

(20) Brujas y Brujería

HISTORIA

La brujería en la Edad Media era una especie de religión que contaba con muchos adeptos, brujas, diablos y hechiceros, a menudo alentaban contra la fe cristiana y para combatirlos no había otra manera que la de acabar con su existencia. A continuación trataremos de hacer un pequeño resumen sobre la historia de la brujería en la Edad Media donde, sin duda alguna, muchas de las creencias misteriosas sobre seres místicos, así como buena parte de las supersticiones que tenemos hoy día, provienen del obscurantismo del medievo.

LA BRUJERÍA EN EL MEDIEVO 

Comenzaremos nuestro resumen sobre la historia de la brujería en la Edad Media descubriendo el significado de dicha palabra. Tienes que saber que "brujería" es el nombre que recibe el conjunto de creencias, estudios prácticos de poderes sobrenaturales y actividades que realizan ciertas personas a las que llamamos brujas. La creencia en ellas era común en muchas culturas, pero las interpretaciones variaban dependiendo de la cultura donde se diese.

En la Edad Media, la brujería se apoyaba en ciertos prejuicios o presuposiciones en las que se creían que no solo las brujas, sino el diablo, el demonio, los súcubos, eran reales y tenían poderes sobre el mundo. Por ejemplo se decía que podían curar, producir y traspasar enfermedades, provocar grandes lluvias torrenciales dañando todos los cultivos o todo lo contrario, causar la sequía, hacer estériles a la mujeres y animales, despertar el amor por medio de pociones, destruirlo a través de hechizos… en definitiva podían incluso hasta causar la muerte con tan solo una mirada.

Por lo que respecta a la forma de organizarse y realizar las prácticas de los conjuros, eran por medios de conjuntos o aquelarres compuestos por 12 miembros, en los que todas eran mujeres, excepto un líder, que era masculino, considerado el enviado por el demonio.

Este como aparecen en algunas representaciones pictóricas famosas como el Aquelarre de Goya, solía aparecer vestido de negro o con un disfraz de macho cabrío o cualquier otro animal portante de cuernos. Se solían reunir al menos dos veces a la semana para llevar a cabo los ritos de culto, así como la información de las actividades que podrían hacer e ir preparando la de las próximas semanas.

CARACTERÍSTICAS

Según los documentados en el tema de la brujería, algunas de las características principales eran las siguientes:

El vuelo con palos, animales, o con la ayuda de ungüentos:

Se dice que las brujas solían llegar volando a los aquelarres y que el medio más frecuente tal y como nos ha llegado a nosotros, a la actualidad era la escoba.
El simbolismo de ésta se ha interpretado de diferentes formas, para unos es un símbolo fálico relacionado con la supuesta promiscuidad de las brujas. Otros, que la escoba era el lugar donde almacenar los ungüentos.

A quienes defienden que esos vuelos eran físicos y otros productos de un sueño relacionado con el consumo de drogas entre las que se destacan la belladona y el beleño.

Encuentros y pactos con el diablo por las noches: Aquelarre o Sabbat
Todo aquel que fuera acusado de brujería estaba relacionado con el haber pactado con el diablo, para ello se llevaban a cabo las reuniones de brujas, es decir, los aquelarres o sabats. En ellas, el diablo se encargaba de señalar a la bruja, la cual se comprometía a renunciar a la fe cristiana, a adorarlo y a cambio recibiría algunos poderes sobrenaturales.

LA METAMORFOSIS Y LA MAGIA NEGRA

Había algo común en todas las culturas vinculadas al tema de la brujería y es la transformación en animales, pero como bien hemos dicho al empezar el tema, las interpretaciones varían en las diferentes culturas, por ejemplo, en la cultura del norte de Europa, el animal en el que se transformaba solía ser un gato negro, y en caso de las culturas sudamericanas en aves, entre los que destacamos el chonchón.

Por lo que respecta a la magia negra, se realizaba a través de hechizos, y sus fines eran totalmente maléficos, entre los que destacamos el hecho de hacer morir a una persona con el traspaso de alguna enfermedad mortal.
A LA CAZA DE LAS BRUJAS

Y terminamos este resumen sobre la historia de la brujería en la Edad Media para hablar de la caza de brujas. Fueron tanto los afectados a medida que pasaba el tiempo en la Edad Medieval que, sobre todo en aquellos pequeños pueblos donde no existía ningún tipo de autoridad, los mismos habitantes se encargaban de matar aquellos que ellos sospechaban del algún tipo de sacrilegio.

En aquellos territorios donde sí existía una autoridad, esta era la encargada de juzgar al brujo o a la bruja y, dependiendo de lo que esta hubiera hecho, o bien le imponían el pago de una indemnización o directamente la mataban. Aunque existían leyes que prohibían que las personas mataron a otras simplemente por ser sospechosos, desobedecían, y sobre todo se trataban de mujeres las que mataban.

Estudios actuales, han demostrado afirman que a lo largo de la Edad Media más de 100.000 fueron condenadas y en torno a las 50.000 ejecutadas.

Gracias a la histeria masiva y la sugestión colectiva, en la Edad Media cientos de miles de mujeres fueron quemadas en la hoguera, acusadas de practicar la brujería. La Inquisición actuaba basada en las supuestas pruebas ofrecidas por los testigos, que estaban seguros de la condición de “bruja” de las acusadas.

La brujería es tan antigua como el hombre. Si bien recién en el siglo XIV o XV la “Santa Iglesia Católica” mediante la utilización de la Inquisición se dedicó a la quema masiva de (principalmente) mujeres acusadas de practicar la brujería, estas prácticas se remontan al paleolítico. En casi todas las culturas prehistóricas se practicaban ritos destinados a mejorar las cosechas, la fertilidad o propiciar la caza. A menudo las encargadas de ejecutar estos ritos (principalmente bailes o representaciones) eran las mujeres de la tribu. Esta tradición, de alguna u otra manera, se mantuvo en el seno de las sociedades hasta prácticamente la actualidad.
QUEMADA

La hoguera era el destino final de casi todas las acusadas.
Aún hoy es posible encontrar una “celestina” que nos busque pareja o alguien que mediante un conjuro nos “cure” el “mal de ojo”. Pero hubo una época en la que practicar este tipo de actividad era definitivamente peligroso. En algún momento cercano al año 1000 de nuestra era, la Iglesia comenzó a preocuparse por el asunto. De alguna manera, la brujería le restaba poder, ya que mucha gente acudía al brujo o la bruja del pueblo para resolver sus problemas en lugar de consultar al sacerdote. Esto socavaba la idea de que el clero era el único y verdadero intermediario entre Dios y los hombres.

Para defender sus intereses, el clero comenzó una cruzada que incluía la persecución de los herejes (brujas, magos, hechiceros y curanderos), acusándolos de practicar acciones ajenas a la Iglesia y la religión. El mecanismo empleado consistió en vincular a las brujas con la figura del diablo, y utilizar las instituciones creadas para la supresión de la herejía creadas por el pontificado en 1184 mediante una bula del papa Lucio III: la Inquisición. Durante siglos perseguirían a todo aquel que se apartara del ideal de vida propuesto por la iglesia.

La superstición reinante en esa época hizo que se desatase una brutal persecución contra las acusadas de ejercer la magia y la brujería por sus conciudadanos. Uno puede preguntarse que es lo que impulsa a alguien a acusar a otro de algo, sabiendo que esa acción puede llevarlo a morir quemado en una hoguera. En realidad, en muchas ocasiones bastaba simplemente la envidia o los celos. Y la mayoría de los casos se producía un efecto psicológico, producido por el miedo y la “propaganda”, que obligaba a las personas a estar en uno u otro “bando”: o eras acusador, o eras acusado.
Hay que pensar que no hacían falta pruebas irrefutables para que una mujer fuese condenada. A veces, la simple acusación de un niño bastaba para que alguien fuese ejecutado. Este mecanismo permitió que, por ejemplo, en Alemania se quemasen más de 70.000 mujeres, o 3.500 solo en el pueblo Escocés de Prestonpans. No se conoce el número total, pero a lo largo de los siglos es posible que más de un millón de personas hayan sido eliminadas por culpa de la sugestión colectiva.

BRUJAS

Uno de los tipos de brujería mas populares se basan en la llamada “magia de la imagen”. Dentro de este grupo se incluyen la posesión diabólica, el mal de ojo, los conjuros, hechizos y encantamientos, los filtros amorosos y los amuletos. Todo esto funciona (cuando lo hace) gracias a la capacidad de la bruja para sugestionar al sujeto. Las personas mas influenciables podían (y pueden) ser sugestionados por la bruja de turno de tal forma que creyera y presentara los síntomas debidos a tal posesión. Estas manifestaciones incluían vomitar, hablar con una voz más grave, retorcerse de forma extraña, blasfemar, etc. Este tipo de “ataques de posesión” eran más frecuentes en niñas y vírgenes, monjas y adolescentes.

La figura del exorcista nace, generalmente personificado por algún integrante del clero, para “arreglar” este estado, apelando también a la sugestión. Si bien en actualidad la medicina ha demostrado la semejanza de estos síntomas con las de los ataques histéricos, de pánico y la epilepsia, 500 años atrás un ataque de estos podía terminar con alguien torturado y quemado vivo.

Pero no solo la sugestión hacia estragos entre las sociedades medievales. Las acusaciones eran de lo más variadas y caprichosas. Extrañamente, la histeria masiva provocada por la Inquisición generalmente hacía que apareciesen testigos reforzando los cargos presentados. Se quemaron mujeres acusadas de provocar la lluvia, originar tempestades, de trasformarse en animales (sobre todo en lobos), ocasionar enfermedades o hacer naufragar barcos, entre otros cargos igualmente ilógicos.

Por ejemplo, la mayoría de las condenadas por la Corte de Barones de Prestoungrange y Dolphinstoun fueron halladas culpables sobre la base de “evidencia espectral”: testigos que declararon que “sentían la presencia de espíritus malignos o escuchaban voces de espíritus cuando las acusadas estaban cerca”.  Por supuesto, tal evidencia es totalmente imposible de desmentir (o probar), más cuando la acusada no puede, por las leyes de la Inquisición, defenderse. De hecho, se instruía a los actuantes para que interpretaran cualquier declaración de las acusadas como intentos demoníacos de influenciar al jurado.
INQUISICIÓN

Salvo ocasiones en las que las acusaciones eran efectuadas por alguien que quería “eliminar” a algún vecino por alguna causa (existen casos de esta clase), la mayoría de los testigos realmente creían en los cargos presentados. Los acusadores eran, en el fondo, personas comunes que sumidos en el desconocimiento, las tradiciones y la presión religiosa estaban convencidos de la capacidad de las brujas de realizar actos satánicos. En ningún momento sentían que estuviesen haciendo algo malo al condenar a estas mujeres a la hoguera. De hecho, en ocasiones eran miembros de su familia o circulo de allegados.

Esta situación se dió, como decíamos, durante siglos. Alrededor del 1700 el fenómeno comenzó a declinar, a la vez que el número de ejecuciones descendía. En Escocia, por ejemplo, la última ejecución por brujería fue realizada en 1727, y las acusaciones en tal sentido fueron declaradas ilegales por la Ley de Brujería 1735, según la cual era un crimen el sólo pretender que alguien era una bruja.


Fuentes: unprofesor.com (por Juana Moreno), neoteo.com, Afm Elierf
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