En la Acusación y el Proceso contra los Templarios
Funciones
Las funciones que se atribuyen al ídolo templario son tan variadas como sus descripciones, o el origen de su nombre. He aquí algunos ejemplos:
Las funciones que se atribuyen al ídolo templario son tan variadas como sus descripciones, o el origen de su nombre. He aquí algunos ejemplos:
Jean de Cassanhas –a veces Cassagnas- manifestó a su inquisidor que su iniciador en la Orden le dijo: “He aquí un amigo de Dios que habla con Dios cuando así lo quiere. Dadle las gracias de que os haya conducido a esta Orden tal como deseabais”.
Asusta tanto que obliga a los neófitos a postrarse y a rezarle, bien en árabe, o en latín –“¡Deus adjuvame!”-.
Se colocan múltiples cordeles blancos sobre ella y luego se ciñe uno a la cintura del recién ingresado. Los cordeles, o cuerdas, son blancos, o claros, con nudos o sin ellos. Del tamaño apropiado para la cintura o cuelgan un poco.
La figura bafomética habla, incluso cuando se trata de un gato, o se mantiene en un majestuoso silencio. Si habla, nadie recuerda lo que dijo. Parece que se dedicaba a profetizar.
Asusta tanto que obliga a los neófitos a postrarse y a rezarle, bien en árabe, o en latín –“¡Deus adjuvame!”-.
Se colocan múltiples cordeles blancos sobre ella y luego se ciñe uno a la cintura del recién ingresado. Los cordeles, o cuerdas, son blancos, o claros, con nudos o sin ellos. Del tamaño apropiado para la cintura o cuelgan un poco.
La figura bafomética habla, incluso cuando se trata de un gato, o se mantiene en un majestuoso silencio. Si habla, nadie recuerda lo que dijo. Parece que se dedicaba a profetizar.
Es una cabeza que tiene la capacidad de hablar, pudiendo responder a cualquier cuestión que se le plantease.
Proporciona riqueza y salud a los que lo veneran, según algunas de las palabras acusatorias de la inquisición y de los agentes de Felipe IV.
Hacía florecer los árboles y crecer las plantas, lo que indicaría que se usaría en encomiendas específicamente agrícolas, pero tampoco se daba ese caso.
Poder oscuro, satánico y negro a sus controladores, según figura en la acusación de la Inquisición contra los templarios.
Se la adora como al Salvador de la humanidad y como al Salvador del Temple: “Adorad esta cabeza, pues es vuestro Dios, es vuestro Mahoma”.
Se trata de una imagen que pretende que el neófito quede “muerto”, produciendo en él un renacimiento, una entrada en una nueva vida donde predomina otra visión espiritual de cada uno y de su entorno.
Proporciona riqueza y salud a los que lo veneran, según algunas de las palabras acusatorias de la inquisición y de los agentes de Felipe IV.
Hacía florecer los árboles y crecer las plantas, lo que indicaría que se usaría en encomiendas específicamente agrícolas, pero tampoco se daba ese caso.
Poder oscuro, satánico y negro a sus controladores, según figura en la acusación de la Inquisición contra los templarios.
Se la adora como al Salvador de la humanidad y como al Salvador del Temple: “Adorad esta cabeza, pues es vuestro Dios, es vuestro Mahoma”.
Se trata de una imagen que pretende que el neófito quede “muerto”, produciendo en él un renacimiento, una entrada en una nueva vida donde predomina otra visión espiritual de cada uno y de su entorno.
Otra interpretación más sincrética es la que aporta Fernando Arroyo cuando afirma que el bafomet templario podría ser un símbolo de “la dualidad de Dios... La comprensión dualista del Universo... El Bautismo de Fuego (alquímico) hacia la Iniciación”. En su teoría Arroyo completa su tesis aliándola con una ceremonia bautismal sincrética e integradora que usaría símbolos celtibéricos y de raíz indoeuropea, más que hebrea. No obstante, al final de su artículo, apuesta más por la voluntad de trascendencia de la Orden del Temple, ya sea con el uso de ciertas ceremonias y símbolos o no, que por un símbolo concreto denominado bafomet.
Michelet apunta de manera similar, citando a San Buenaventura, cuando dice que en la estatua había que buscar tres sentidos: el alegórico, el moralista y el anagógico. Aunque se entretuvo, brevemente, en los dos primeros, no llegó a dejarnos una descripción más exhaustiva de la imagen, del símbolo y de su aplicación.
En este sentido, Carlos Raitzin describe un ritual de iniciación al que llama Antiguo Ritual de Iniciación de un Caballero Templario Elegido.[69] No enseña el enmarque actual de esa ceremonia pero guarda similitudes con una ceremonia de concesión de un grado elevado dentro de la rama masónica Ordo Militiae Crucis Templi que deriva del Barón von Hundt y de la Estricta Observancia Templaria. Explica que el baphomet –pues lo llama así-, está constituido por un cuerpo con dos caras horribles con cabellos como serpientes, bocas entreabiertas y miradas de codicia. Una cara llevaba sobre sí una corona real y en su mano llevaba un cetro, mientras que la otra cara, más amenazante, portaba una tiara pontificia y en su mano un crucifijo, aunque temblorosamente. La tensión entre los pesos proporcionaba el rictus horroroso y todo se fundamentaba sobre dos pilones que se apoyaban sobre dos pies de los que manaba tinta roja, semejando sangre, para simbolizar que la muerte de muchos seres nunca iba a detener al monstruo. En las ceremonias de ingreso se usaba también, a veces, a un templario convenientemente disfrazado. La finalidad del ritual –descrito pormenorizadamente-, basado en una leyenda que se le narra al neófito por parte del director de la ceremonia, es mostrar la influencia maléfica de la dualidad. El recipiendario debía avanzar y matar a ese monstruo, pisotear sus dignidades –corona y tiara- y pasar a un templete donde seguía otra parte de la ceremonia de recepción. Este ritual lo data en el siglo XIII y la fuente de donde lo extrae es el libro Les Templiers, de M. J. Brisset, Edt. Ambrois Dupont, 1837, París.
Elementos constituyentes de los Baphomet
En esta sección se listan los posibles significados de elementos parciales constituyentes de los 'baphomets' como símbolos con entidad propia extraídos de diferentes tradiciones espirituales.
En esta sección se listan los posibles significados de elementos parciales constituyentes de los 'baphomets' como símbolos con entidad propia extraídos de diferentes tradiciones espirituales.
No ha sido posible encontrar el término «baphomet» como entrada de los diversos diccionarios de símbolos que pueden encontrarse en el mercado, es decir, no parece formar un símbolo con entidad suficiente como para considerarlo como tal. Sin embargo, sí existe cierta unanimidad, salvo pequeños matices, en la consideración que merecen algunos símbolos relacionados con el baphomet para estudiosos de la simbología, siempre y cuando se considere que el bafomet templario era una cabeza pseudohumana con pequeñas variantes. Así, por ejemplo:
Barba
Símbolo de virilidad, de longevidad, de coraje y de sabiduría. En cuanto a este último aspecto, es de destacar que las figuras relacionadas con la religión y la sabiduría –o el conocimiento- siempre aparecen barbadas.
La imagen del monstruo con diversas formas integradas, barbudo e inquiriente es recursiva en distintos ejemplos de la imaginería cristiana.
Símbolo de virilidad, de longevidad, de coraje y de sabiduría. En cuanto a este último aspecto, es de destacar que las figuras relacionadas con la religión y la sabiduría –o el conocimiento- siempre aparecen barbadas.
La imagen del monstruo con diversas formas integradas, barbudo e inquiriente es recursiva en distintos ejemplos de la imaginería cristiana.
Cabeza
El Zohar la relaciona con la luz astral, mientras el arte medieval suele relacionarla con la mente y la vida espiritual. Por otro lado, se la considera símbolo del mundo y cima del cuerpo humano, probablemente, como mencionan otros, debido a la conformación geométrica que presenta. Si estuviera relacionada con algún número, como es el caso de un monstruo de tres cabezas, el símbolo asume tantos aspectos a representar como unidades, así como que se apropia, también, de la simbología del propio número. Por último, Cirlot menciona la simbología de una cabeza de monstruo –muy apropiada similitud con el baphomet, según la declaración de algunos de los templarios procesados-, relacionándola con el Principio, en cuanto tal, o agente transformador, es decir, “el aspecto negativo y disolvente de la divinidad”.
El Zohar la relaciona con la luz astral, mientras el arte medieval suele relacionarla con la mente y la vida espiritual. Por otro lado, se la considera símbolo del mundo y cima del cuerpo humano, probablemente, como mencionan otros, debido a la conformación geométrica que presenta. Si estuviera relacionada con algún número, como es el caso de un monstruo de tres cabezas, el símbolo asume tantos aspectos a representar como unidades, así como que se apropia, también, de la simbología del propio número. Por último, Cirlot menciona la simbología de una cabeza de monstruo –muy apropiada similitud con el baphomet, según la declaración de algunos de los templarios procesados-, relacionándola con el Principio, en cuanto tal, o agente transformador, es decir, “el aspecto negativo y disolvente de la divinidad”.
También representa el ardor del principio activo, la autoridad. Es el espíritu manifestado respecto al cuerpo, de paralelismo con el universo por su forma esférica –citando a Platón-, símbolo del 1, del sol y de la divinidad. Algunos santos están acompañados de ella, como es el caso de San Fermín, San Laureano y San Nicasio. Suelen llevarlo en su regazo y suele estar acompañada de la facultad de hablar, relacionada, casi siempre, con la continuación de la predicación del santo/mártir asociado. Aparte del martirio y la continuidad, tiene un tinte baphomético: “...constituir un punto de meditación hacia el que se dirige la oración o pensamiento del fiel”. Escritores parcialmente alternativos, como Lachaud, explican una simbología varia: proporciona el choque que lanza al iniciado en un nuevo Camino de perfeccionamiento espiritual, cortar la cabeza del adversario proporciona al guerreo su maná –sabiduría, experiencia, etc.-, también cortar la cabeza del contrario significa cortársela al iniciador –por ejemplo, porque lleve una máscara-, pasando su potencia espiritual al novato. Cortarla es el abandono del cuerpo y de la carne en beneficio del espíritu.
Cordón
He separado el cordón de la cuerda en la descripción de este apartado, porque así aparece en algunos libros, y porque se trata de un cordón anudado lo que se ciñe en los neófitos del Temple. En algunos testimonios se habla de una cuerda con nudos. Ante esta dualidad de posibilidades he optado por tratar los dos casos separadamente. Aparece ciñendo la cintura de los frailes franciscanos. En concordancia con la creencia sufí y chamánica, Atienza propone el simbolismo de la ascensión personal, una ligazón entre el individuo y lo sagrado o lo divino, también signo de dominación sobre las fuerzas del universo.
He separado el cordón de la cuerda en la descripción de este apartado, porque así aparece en algunos libros, y porque se trata de un cordón anudado lo que se ciñe en los neófitos del Temple. En algunos testimonios se habla de una cuerda con nudos. Ante esta dualidad de posibilidades he optado por tratar los dos casos separadamente. Aparece ciñendo la cintura de los frailes franciscanos. En concordancia con la creencia sufí y chamánica, Atienza propone el simbolismo de la ascensión personal, una ligazón entre el individuo y lo sagrado o lo divino, también signo de dominación sobre las fuerzas del universo.
Cuerda
Conviene recordar, tal como se escribe más adelante, que la función básica del baphomet, a tenor de las declaraciones obtenidas en las torturas inquisitoriales del proceso a los templarios, es la de colocar un cordón con nudos sobre él y después ceñírselo a la cintura a los que acababan de ingresar en la Orden, como apartado final de su ceremonia de ingreso. La cuerda es símbolo de ascensión, así como del medio y de la voluntad de ascender. Si está anudada representa una ligadura a un grupo, asociación, misión o idea, así como virtudes secretas y mágicas. En el Corán representa la ascensión al cielo. Si tiene nudos se utiliza también en la decoración de templos masónicos, como símbolo de la cadena de unión que existe entre todos los masones.
Conviene recordar, tal como se escribe más adelante, que la función básica del baphomet, a tenor de las declaraciones obtenidas en las torturas inquisitoriales del proceso a los templarios, es la de colocar un cordón con nudos sobre él y después ceñírselo a la cintura a los que acababan de ingresar en la Orden, como apartado final de su ceremonia de ingreso. La cuerda es símbolo de ascensión, así como del medio y de la voluntad de ascender. Si está anudada representa una ligadura a un grupo, asociación, misión o idea, así como virtudes secretas y mágicas. En el Corán representa la ascensión al cielo. Si tiene nudos se utiliza también en la decoración de templos masónicos, como símbolo de la cadena de unión que existe entre todos los masones.
Cráneo
Es la sede del pensamiento, homólogo de la bóveda celeste –quizás también por su forma-, como un paralelismo entre el microcosmos humano y el macrocosmos de la totalidad. Es el centro espiritual, el cielo del cuerpo humano, también sede de la fuerza vital, espiritual y gnóstica. También es el símbolo de la putrefacción alquímica, señal de perfección espiritual. A veces el cráneo viene representado –o acompañado- por dos tibias cruzadas, conformando una cruz de san Andrés. Para los masones es el ciclo iniciático, en el sentido de la muerte como preludio o hito necesario para un crecimiento superior. La cabeza aparece acompañando a algunos santos anacoretas, como San Bruno y San Pedro de Alcántara –frecuentemente sujetándola en su propio regazo-, así como a las representaciones de María Magdalena –también sobre el regazo-. Su significado básico es el de contenedor del cerebro, pero también es la cima del ser humano, lugar sagrado del cuerpo y símbolo del descubrimiento del saber supremo.
Es la sede del pensamiento, homólogo de la bóveda celeste –quizás también por su forma-, como un paralelismo entre el microcosmos humano y el macrocosmos de la totalidad. Es el centro espiritual, el cielo del cuerpo humano, también sede de la fuerza vital, espiritual y gnóstica. También es el símbolo de la putrefacción alquímica, señal de perfección espiritual. A veces el cráneo viene representado –o acompañado- por dos tibias cruzadas, conformando una cruz de san Andrés. Para los masones es el ciclo iniciático, en el sentido de la muerte como preludio o hito necesario para un crecimiento superior. La cabeza aparece acompañando a algunos santos anacoretas, como San Bruno y San Pedro de Alcántara –frecuentemente sujetándola en su propio regazo-, así como a las representaciones de María Magdalena –también sobre el regazo-. Su significado básico es el de contenedor del cerebro, pero también es la cima del ser humano, lugar sagrado del cuerpo y símbolo del descubrimiento del saber supremo.
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