Asedios
En 1163, la fortaleza fue infructuosamente asediada por Nur al-Din en la batalla de al-Buqaia cerca del Crac de los Caballeros. Después de esta victoria, los hospitalarios se convirtieron en una fuerza virtualmente independiente en la frontera del condado de Trípoli. Las condiciones de sequía entre 1175 y 1180 impulsaron a los cruzados a firmar una tregua de dos años con los musulmanes, pero sin que Trípoli estuviera incluida en sus términos. Durante la década de 1180, ataques cristianos y musulmanes en el territorio del contrario se hicieron más frecuentes.
En 1163, la fortaleza fue infructuosamente asediada por Nur al-Din en la batalla de al-Buqaia cerca del Crac de los Caballeros. Después de esta victoria, los hospitalarios se convirtieron en una fuerza virtualmente independiente en la frontera del condado de Trípoli. Las condiciones de sequía entre 1175 y 1180 impulsaron a los cruzados a firmar una tregua de dos años con los musulmanes, pero sin que Trípoli estuviera incluida en sus términos. Durante la década de 1180, ataques cristianos y musulmanes en el territorio del contrario se hicieron más frecuentes.
En 1180, Saladino se adentró en el condado de Trípoli, saqueando la zona. Renuentes a enfrentarse a él en una batalla a campo abierto, los cruzados se retiraron a la relativa seguridad de sus fortificaciones. Sin capturar los castillos, Saladino no podía asegurar el control de la zona, y una vez que él se retiró, los hospitalarios fueron capaces de revitalizar sus tierras dañadas. La batalla de Hattin en 1187 fue una derrota desastrosa para los cruzados: Guy de Lusignan, rey de Jerusalén, fue capturado, lo mismo que la Vera Cruz, una reliquia descubierta durante la Primera Cruzada. Después, Saladino ordenó la ejecución de los caballeros templarios y hospitalarios capturados, tal era la importancia de las dos órdenes a la hora de defender los estados cruzados. Después de la batalla, los castillos hospitalarios de Belmont, Belvoir y Bethgibelin cayeron en manos de ejércitos musulmanes. Después de estas pérdidas, la orden centró su atención en sus castillos en Trípoli.
Fue asediado, también infructuosamente por Saladino en mayo de 1188. Al ver el castillo, decidió que estaba demasiado bien defendido y en lugar de ello, marchó al castillo hospitalario de Margat, que tampoco pudo capturar.
En 1202 un terremoto afectó a parte de las fortificaciones, por lo que poco después se acometió una profunda reestructuración. La obra del siglo XIII fue el último período de edificación en el Crac de los Caballeros y le dio su actual apariencia. Un circuito cerrado de piedra fue construido entre 1142 y 1170; la estructura anterior se convirtió en el recinto interior del castillo. Si había un circuito amurallado alrededor del patio interior anterior a las actuales murallas exteriores, no se ha descubierto traza alguna de él.
La primera mitad del siglo XIII ha sido caracterizado como la «edad de oro» del Crac de los Caballeros. Mientras otras fortalezas cruzadas pasaron a estar amenazadas, el Crac de los Caballeros y su guarnición de unos dos mil soldados dominaba toda la región que la rodeaba. Era efectivamente el centro de un principado que permaneció en manos cruzadas hasta 1271 y fue la única región continental de tamaño respetable que permaneció constantemente bajo control cruzado durante este período. Los cruzados que pasaban por la zona a menudo se detenían en el castillo, y posiblemente le hicieron donaciones.
Godofredo de Joinville, tío del famoso cronista de las cruzadas Jean de Joinville, murió en el Crac de los Caballeros en 1203 o 1204 y fue enterrado en la capilla del castillo.
Los principales relatos contemporáneos en relación al Crac de los Caballeros son de origen musulmán y tienden a enfatizar el éxito musulmán al tiempo que ignoraban los contratiempos y las derrotas frente a los cruzados aunque sugieren que los caballeros hospitalarios obligaron a pagar tributo a la Orden a los asentamientos de Hama y Homs. La situación duró mientras los sucesores de Saladino se peleaban entre ellos. La proximidad del Crac de los Caballeros a territorios musulmanes le permitió asumir un rol ofensivo, actuando como una base desde la que atacar a las zonas vecinas. Para 1203 la guarnición estaba haciendo incursiones sobre Montferrand (que estaba bajo control musulmán) y Hama, y en 1207 y 1208 los soldados del castillo tomaron parte en un ataque sobre Homs.
En 1217-1218, durante la Quinta Cruzada, el rey Andrés II de Hungría lo visitó y proclamó que el castillo era la «llave de las tierras cristianas». Quedó tan impresionado con el castillo que proporcionó un ingreso anual de 60 marcos al Maestre y 40 a los hermanos; fortaleció los muros exteriores y financió las tropas de vigilancia.
El Crac de los Caballeros funcionó como una base para expediciones a Hama en 1230 y 1233 después de que el amir rechazara pagar tributo. La primera no tuvo éxito, pero la expedición de 1233 fue una auténtica exhibición de fuerza que demostró la importancia del Crac de los Caballeros.
En la década de los años 1250, empeoraron las condiciones de los hospitalarios del Crac de los Caballeros. Un ejército musulmán de aproximadamente 10.000 hombres saquearon el campo alrededor del castillo en 1252 después de lo cual las finanzas de la orden descendieron bruscamente. En 1268 el Maestro Hugh Revel se quejó de que la zona, que antes era el hogar de 10.000 personas, ahora estaba desierta y que la propiedad de la Orden en el reino de Jerusalén producía escasos ingresos. También señaló que para entonces solo había 300 hermanos de la Orden en el este. Por el lado musulmán, en 1260 Baibars se convirtió en sultán de Egipto, después de derrocar al que entonces gobernaba, Qutuz, y prcedió a unir Egipto y Siria. Como resultado de ello, asentamientos musulmanes que anteriormente habían pagado tributo a los hospitalarios en el Crac de los Caballeros ya no se sentían intimidados para hacerlo.
Baibars se adentró en la región alrededor del Crac de los Caballeros en 1270 y permitió a sus hombres que sus animales pastasen en los campos alrededor del castillo. Cuando supo de la Octava Cruzada, liderada por el rey Luis IX de Francia, Baibars se marchó a El Cairo para evitar la confrontación.
Después de que Luis muriera en 1272, y se diera por fracasada aquella cruzada, Baibars regresó para enfrentarse al Crac de los Caballeros. En aquel entonces la guarnición de hombres era escasa, y el envío de ayuda desde el oeste resultaba imposible.
Antes de marchar sobre el castillo, el sultán capturó castillos menores en la zona, incluyendo Chastel Blanc. El 3 de marzo, el ejército de Baibars llegó a Crac de los Caballeros. Para cuando el sultán apareció en escena, el castillo puede que ya hubiera estado bloqueado por fuerzas mamelucas durante varios días. De los tres relatos árabes que relatan el asedio, solo uno es contemporáneo, el de Ibn Shaddad, aunque él no estuvo presente en el sitio. Los campesinos que vivían en la zona habían huido al castillo en busca de seguridad y fueron mantenidos en el recinto exterior. Tan pronto como Baibars llegó erigió manganas, poderosas armas de asalto que más tarde volvería sobre el castillo. En una probable referencia al suburbio amurallado en el exterior de la entrada al castillo, Ibn Shaddad documenta que dos días más tarde la primera línea de defensa calló en favor de los asediadores.
La lluvia interrumpió el asedio, pero el 21 de marzo, inmediatamente al sur del Crac de los Caballeros, las fuerzas de Baibar capturaron una obra exterior triangular, posiblemente defendida por una empalizada de madera. El 29 de marzo las fuerzas de Baibars minaron la torre sudoeste del muro exterior hasta que se derrumbó. El ejército de Baibars atacó por esa brecha. En el recinto exterior se encontraron con los campesinos que se habían refugiado en el castillo. Aunque el recinto exterior había caído, con un puñado de defensores muertos en el proceso, los cruzados se retiraron al recinto interior, más formidable e imponente, que les cerraba el paso a los atacantes.
Baibars, no queriendo aceptar la derrota o la posibilidad de un largo cerco, recurrió a la astucia. Después de un respiro de diez días, según los historiadores árabes, se valió de una paloma para enviar una carta falsa al castillo. El mensaje decía venir del gran maestre de la orden hospitalaria y ordenaba la rendición de la tropa, pues no era posible enviarles hasta allí socorro alguno. La orden fue obedecida y Baibars pudo capturar la fortaleza. Además, concedió caballerosamente a la guarnición un salvoconducto para que se trasladara hasta Trípoli.
Baibars refortificó la fortaleza, centrando las reparaciones principalmente en el recinto externo. La capilla hospitalaria fue convertida en una mezquita y se añadieron en el interior dos mihrabs. Baibars usó el Crac como base en su campaña contra Trípoli.
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