Origen y etimología
Según Franklin R. Warren (2000, p. 19), la fuente más antigua que habla de la espada empuñada por el primer Rey de los britanos es el libro Historia de los reyes de Britania, de Geoffrey de Monmouth, escrito hacia 1130, pero ahí no se menciona que se liberase de la piedra. Algunos años antes, sin embargo, los monjes de Cluny habían divulgado la leyenda del caballero San Galgano (probablemente Gawain o Galván), que contiene elementos coincidentes como la espada inserta en la piedra, que aparece por vez primera en la materia artúrica en el Merlín de Robert de Boron. Sin embargo el origen es más antiguo: el romano Servio, en su famoso comentario a la Eneida de Virgilio, recuerda que Hércules, con ganas de probarse a sí mismo, clavó una barra de hierro en el suelo y ninguno logró sacarla sino él mismo; del agujero brotó una gran masa de agua que luego formó el hoy conocido como lago de Vico, en los montes Ciminos de Viterbo. Autores como Christopher Hibbert (2004, p. 24) o Warren (2000), entre otros, no dudan en atribuirle la paternidad de la invención del nombre de la espada a Geoffrey. Ambos autores indican la importancia de dichas armas en la Baja Edad Media, donde cada gran héroe portaba la suya, como es el caso de Roldán con la Durandarte, que ni él mismo pudo romper, o la Tizona del Cid Campeador.
Existen varias teorías respecto al origen de su nombre. Una de la más aceptadas es que proviene del latín Ex Calce Liberatus, lo que podría traducirse como Liberada de la piedra. Aun así, en muchos escritos ha sido llamada de diferentes formas y es posible que su nombre actual derive de uno de estos: Caliburn, que probablemente deriva de la palabra latina Chalybs: acero; en la antigua narración galesa «Culhwch and Olwen» se la nombra como "Caledfwlch", que deriva del gaélico antiguo caladbolg: "espada centelleante". Se acepta que el nombre se lo dio el poeta anglo-normando Wace.
La obtención de Excálibur
Existen diversas historias de cómo Arturo se hace poseedor de la mítica espada.
Al morir el rey Uther Pendragon, Merlín forjó en la isla de Ávalon (la isla de las hadas) una espada (Excálibur) y la clavó en una piedra que estaba al lado de una capilla de Londres. Esta versión es la recogida, por ejemplo, en el Merlín del francés Robert de Boron.
En El ciclo de la Vulgata, se cuenta que Arturo había roto su espada (la de la piedra) durante un combate contra Sir Pellinore. Merlín lo llevó a un lago del cual surgió una bella joven, la Dama del Lago. Esta Dama del Lago era una bruja poderosa que podía caminar sobre las aguas y tenía un castillo en el fondo de aquel lago. La Dama tenía en su poder a Excálibur, una espada mágica (la espada y el lago son dos elementos que coinciden con el mito que recoge Servio). Merlín le pidió dicha espada para su pupilo y ella se la entregó. La espada estaba guardada en una vaina que hizo que el Rey no perdiese sangre cuando la llevaba a las batallas. Merlín le advirtió a Arturo que tuviese cuidado, porque un día llegaría una mujer digna de su confianza y le arrebataría la vaina de Excálibur para siempre. Esta segunda versión es la retomada por Sir Thomas Malory.
En la leyenda galesa, Excálibur recibe el nombre de “Caledfwlch”, así aparece el romance del guerrero de Arturo, donde Llenlleawg, un caballero irlandés, roba un caldero mágico y mata a un rey llamado Diwrnach.
En el libro La última legión, escrito por Valerio Massimo Manfredi, se relata cómo el último emperador romano de Occidente, Rómulo Augusto, un niño de 13 años en compañía de un grupo de hombres y una mujer que se encuentran por causas del destino, escapan de Italia perseguidos por un fiero general bárbaro llamado Wulfila. Estando encerrados en la cárcel de Capri, Rómulo junto a su tutor Ambrosino (quien resulta ser un druida celta llamado Myrdin Emreis) encuentran la espada con la que Julio César conquistó la isla britana. Ambrosino fiel a una vieja leyenda celta, lleva al niño junto a un grupo de hombres a Britannia, a donde prometió volver con un ejército para proteger al país de las invasiones provenientes del norte. En palabras de Manfredi, «Fue el prestigioso celtista Venscelas Kruta, de La Sorbona, buen amigo, el que me ofreció la clave de una interpretación latina del nombre Excalibur, y así he podido hacer proceder la espada del mundo mediterráneo. El asunto tiene una importante dimensión simbólica e ideológica, pues permite mostrar un paso de testigo del Imperio Romano a otro gran imperio mundial, el británico. En ese sentido, quise hacer una parábola sobre el fin de los imperios y la herencia de las civilizaciones».
Cuando al final de la historia llegan a Britania, se enfrentan, en nombre de la extinta "XII Legión del Dragón", contra Wulfila en una batalla en la cual mueren varios acompañantes del emperador (Demetrio, Orosio, Batiato y Vatreno), el niño asesina a Wulfila con la espada de Julio César y así se termina la batalla conocida como "mons Badonicus". Relata la historia que al ver tantas muertes por su causa, Rómulo arroja la espada a un lago, quedando así incrustada en una piedra. Se narra también cómo Romulo Augusto, hijo del Dragón (por la legión) fue llamado en Britania como Pendragón, y a su tutor Myrdin, a quien luego la gente le deformó el nombre en Merlín. Pendragón y una muchacha Ygraine (Hija de Kustennin, o Constantinus en Roma) tuvieron un hijo llamado Artus.
La desaparición de Excálibur
La historia más aceptada es aquella en que Arturo, moribundo, ordena a uno de sus caballeros que arroje su espada al estanque en el que habita Nimue, la Dama del Lago. Este caballero, que primero desobedece y luego acepta la orden de muy mala gana, es llamado Griflet, Bedivere, Lanzarote o Perceval, de acuerdo al relato.
Cuando el caballero lanza la espada al estanque, una mano vestida de seda blanca (Nimue) surge de la superficie del agua, toma la espada y luego desaparece en las profundidades. Este relato sobre el retorno de Excálibur al lago podría estar basado en las costumbres de algunos pueblos celtas de lanzar a los lagos algunas pertenencias de los grandes guerreros que acababan de morir como ofrenda a sus dioses.
Se dice también que la espada descansa junto con el Rey en Avalón aguardando el día de su regreso.
La espada de San Galgano
En la Abadía de San Galgano, cerca de la ciudad de Siena, Italia, se halla una espada incrustada en el suelo, que nunca se ha logrado sacar. La espada, que sobrevivió con el paso del tiempo, está protegida por un cristal para que nadie la estropee. Aunque el arma se encuentra en medio de las ruinas de la abadía, la espada, de la que solo sobresale el mango, está próxima a la tumba de San Galgano.
Excálibur
A los 24 años, Arturo va con sir Héctor y Kay a Londres, donde los caballeros de toda Inglaterra intentan sacar una espada de su prisión en un yunque que a la vez se encontraba prisionera de un trozo de mármol (colocada por el Rey Uther). Se decía que quien la liberase sería el rey de Inglaterra y el encargado de unificar todos los reinos de la isla (Uther había muerto unos años antes). Infructuosamente, todos los caballeros intentaron extraer la espada, pero es Arturo, sin ser caballero aún, quien logra liberarla, y le es revelada su verdadera identidad. Con la resistencia de todos los presentes (en especial su cuñado Lot, esposo de Morgause), es proclamado rey, sin embargo, poco a poco todos lo aceptan y Arturo jura impartir justicia a todos los hombres de Inglaterra sin tener en cuenta su posición social. En estos primeros días de su reinado los autores suelen situar el incesto de Arturo y una de sus medio hermanas, del que nacería Mordred. Algunos autores lo suelen presentar como hijo de Arturo con Morgana Le Fay, pero Mallory y la Vulgata decían que Arturo se había acostado no con Morgana, sino con otra hermana, Morgause (En las primeras versiones Mordred es tan solo el hijo de una hermana de Arturo, solo es su sobrino, pero los autores fueron alterando el árbol genealógico con los siglos).
Poco después Arturo pierde su espada durante una batalla. El mago Merlín lo acompañó a un lago en cuyo fondo había un castillo en el cual vivía una hechicera llamada Nimue, la Dama del Lago. Esta mujer guardaba una espada maravillosa, Excalibur. Arturo le pidió la espada y Nimue se la regaló. Merlín observó la espada mágica de Excalibur: «Guardad bien esta espada» le advirtió al rey, «puesto que mientras la llevéis no perderéis nada de sangre, pero un día llegará una mujer en la que confiáis y os la robará».
Camelot y la búsqueda del Santo Grial
Ya en su castillo de Camelot, Arturo se rodea de los caballeros más valientes y honestos: Lanzarote (hijo adoptivo de Nimue), Perceval (hijo de Pellinore), Gawain (hijo del rey Lot y Morgause) y otros, junto con quienes funda la Orden de la Mesa Redonda. Gran Bretaña goza, entonces, de doce años de paz.
Los caballeros de Arturo, en busca del Santo Grial, combatían en bosques sombríos y castillos contra duendes, dragones y otras bestias, y regresaban a Camelot a contar sus aventuras en la mesa redonda donde se reunían.
Arturo fue ayudado por Merlín hasta que éste desapareció junto a su amada Nimue y fue encerrado por ella en una colina hueca. La medio hermana de Arturo, Morgana, aprovechó esta situación para robar la vaina encantada de Excalibur y arrojarla al mar. Morgana actuó así con Arturo debido al matrimonio que su hermano le había obligado contraer con el rey Uriens, y porque Ginebra, la prometida de Arturo, había expulsado de la corte a Guiamor, su amante.
Durante la búsqueda del Santo Grial, todo apunta a que sir Lanzarote iba a encontrar el sacro objeto, pero su amor por la reina no lo hizo digno de tal premio. Cuando pasó una noche en el castillo de Corbenic, donde vivía el Rey que custodiaba el Grial, la hija de este rey, Elaine, se enamoró de Lanzarote, y mediante la magia, adquirió el aspecto de Ginebra para yacer con él. De ésta unión nacería Galahad, uno de los caballeros destinado a encontrar el Grial.
Fuentes: Wikipedia, Afm Elierf
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