Carlomagno tuvo varios hijos, pero sólo uno le sobrevivió. Fue Luis el Piadoso, quien sustituyó a su padre al frente del imperio unificado. Pero el hecho de que heredase el puesto fue más un asunto de azar que intencionado. Tras tres guerras civiles, Luis murió en 840, y sus tres hijos supervivientes decidieron repartirse el territorio en el tratado de Verdún, en 843:
1. Al hijo mayor de Luis, Lotario I, emperador desde el año 817, le correspondió los francos centrales con las capitales imperiales Aquisgrán y Roma. A su vez, sus hijos se dividieron este imperio en Lotaringia, Burgundia e Italia (septentrional). Estas zonas desaparecerían más tarde, integrándose en el Imperio germánico.
2. El segundo hijo de Luis, Luis el Germánico, pasó a ser rey de los francos del este. Esta zona sería el origen de lo que más tarde fue el Sacro Imperio Romano Germánico, que con el tiempo llegó a ser, aproximadamente, la actual Alemania.
3. Su tercer hijo, Carlos el Calvo, pasó a ser rey de los francos del oeste, en disputa con su sobrino Pipino II de Aquitania. La zona que ocupó llegaría a ser la actual Francia.
El reino de Carlomagno sobrevivió a su fundador y se extendió por gran parte de la Europa occidental, sin embargo, sus sucesores se mostraron incapaces de mantenerlo. El mapa muestra los territorios del emperador Carlos III el Gordo en el año 887.
Más tarde, mediante el tratado de Mersen (870) y Ribemont (880) se realizó una nueva división de los territorios, en detrimento de Lotaringia.
El 12 de diciembre de 884, tras una serie de fallecimientos, el emperador Carlos III el Gordo reunió la mayor parte del Imperio carolingio, solo Bosón de Provenza resistía como rey en Vienne.
A finales de 887, su sobrino Arnulfo de Carintia se sublevó y se hizo con el título de rey de los francos del este (actual Alemania). Carlos se retiró y murió poco después, el 13 de enero de 888. Italia, y las dos Borgoñas tuvieron reyes propios. En la Francia occidental, Eudes, conde de París fue elegido rey y fue coronado al mes siguiente, pero en Aquitania Ranulfo, conde de Poitiers, se autoproclamó rey de Aquitania (el título fue abandonado tras su muerte) y tomó bajo su protección al joven Carlos el Simple, tercer hijo de Luis el Tartamudo, de siete años. Diez años más tarde, los carolingios recuperaron el poder en Francia, donde gobernaron hasta 987, año de la muerte del último rey de la dinastía carolingia Luis V.
Causas de la disgregación del Imperio
Carlomagno no logró dotar a su Imperio de una organización política que pudiera subsistir por sí misma a las amenazas que se cernían sobre él. Toda la organización del Imperio descansaba sobre una condición necesaria: la fidelidad de los nobles al Emperador y Rey de los Francos y de los Lombardos. Todo ello en un contexto económico y social en el cual los condados se volvían cada vez más autónomos: en principio, como resultaba muy costoso mantener a un guerrero a caballo con todo su equipamiento, solo los grandes propietarios podían permitírselo y los restantes hombres libres no tenían otra alternativa que encomendarse a un señor como vasallos. Hay que destacar que no existía un ejército permanente en el Reino de los Francos sino que se realizaban levas de armas y cada guerrero debía equiparse por su cuenta. Se vivía en una sociedad rural cuya economía era la agricultura de subsistencia, las ciudades estaban despobladas y reducidas a su mínima expresión y el comercio había prácticamente desaparecido. La burguesía aún no había surgido como clase social y las provincias tenían que subsistir con sus propios recursos.
Así, entre el Emperador y los hombres libres cada vez cobró más fuerza la casta intermediaria de los nobles ante quienes sus vasallos debían responder. Era solo cuestión de tiempo que en un Imperio tan extenso en el cual las comunicaciones eran tan escasas y deficientes, los vasallos respondieran más ante sus señores locales que ante el Emperador.
Mientras Carlomagno vivió, su extraordinario prestigio, su mano firme y su férrea voluntad, y los beneficios que reportaban a la nobleza las conquistas territoriales, hicieron que se le obedeciera por encima de la desintegración que estaba en ciernes. Únicamente si su sucesor hubiera sido un rey con los talentos de Carlomagno hubiera tenido el Imperio posibilidades de sobrevivir. Pero su hijo Carlos, quien tenía un gran talento militar y a quien Carlomagno había confiado algunas de sus misiones más difíciles, no le sobrevivió.
Ya en vida de Carlomagno se había producido un hecho que permite deducir que algo malo estaba pasando con la fidelidad sobre la base de la cual estaba erigido el esqueleto del Imperio. En el verano del año 807, muy pocos de los señores y guerreros convocados a la asamblea anual se presentaron y, por primera vez, la asamblea no pudo realizarse. Fue un hecho sin precedentes. Carlomagno lo interpretó como una rebelión a su autoridad, envió a los missidominicci a investigar cada condado y castigó con edictos esa creciente deserción.
Muerto Carlomagno y dado el poco talento político de su hijo y sucesor Luis el Piadoso, los hechos se precipitaron. Las guerras civiles entre el monarca y sus hijos acabaron con el prestigio del Emperador. La fidelidad que solo se mantenía por la extraordinaria figura de Carlomagno desapareció y el Imperio, ya herido de muerte, terminó de naufragar merced a la exacerbación de los ataques de los nórdicos, dando paso al pleno auge del Feudalismo.
El Imperio era inviable dadas las condiciones económicas, políticas y sociales de la época y solo la fortísima personalidad y el talento de Carlomagno habían podido sostenerlo.
Fuentes: Wikipedia, Afm Elierf
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